La Tierra, el tercer planeta del Sistema Solar, se clasifica como un cuerpo telúrico debido a su composición predominantemente rocosa y su densa atmósfera, que no solo regula su equilibrio termodinámico, sino que también sustenta procesos biogeoquímicos fundamentales. Su masa de 5.972 × 1024 kg y un radio ecuatorial de 6,378 km (Williams, 2021) configuran un sistema planetario altamente diferenciado, con interacciones gravitacionales, electromagnéticas y geoquímicas que gobiernan su dinámica interna y su evolución orbital. Estudios recientes han revelado que la Tierra no solo es un sistema cerrado en términos de materia, sino que interactúa dinámicamente con el entorno espacial mediante procesos como la pérdida de atmósfera, la captación de meteoritos y la influencia de las mareas gravitacionales generadas por el Sol y la Luna.

Estructura interna
El modelo geofísico de la estructura terrestre se fundamenta en datos sismológicos, magnetohidrodinámicos y geoquímicos, permitiendo una división estratigráfica precisa:
- Núcleo interno: constituida principalmente por una aleación de hierro y níquel, presenta una fase sólida inducida por presiones superiores a 330 GPa y temperaturas aproximadas de 5,700 K (Lay et al., 2020). Estudios recientes han sugerido que este núcleo podría contener estructuras cristalinas anisotrópicas que afectan la propagación de ondas sísmicas.
- Núcleo externo: compuesto por hierro fundido, genera el campo geomagnético mediante procesos de convección impulsados por cristalización del núcleo interno y transferencia de calor. Su dinámica ha sido modelada utilizando simulaciones magnetohidrodinámicas, confirmando que su rotación diferencial genera fluctuaciones en la intensidad del campo magnético.
- Manto: principal reservorio de calor interno, compuesto en su mayor parte por peridotita, donde procesos de convección modulados por la reología de sus silicatos determinan la dinámica tectónica. Mediciones geoquímicas han revelado que elementos radiactivos como uranio y torio contribuyen a la producción de calor interno.
- Corteza: con un espesor variable de 5 a 70 km, alberga la litosfera, cuya fragmentación en placas tectónicas modula la sismogénesis y la actividad volcánica. Recientes avances en tomografía sísmica han permitido mapear con mayor resolución la estructura de la corteza profunda y su interacción con el manto superior.

Rotación y traslación
La rotación terrestre, con un período sidéreo de 23 h 56 min 4.09 s, sufre variaciones inducidas por el intercambio de momento angular con la Luna y la atmósfera. Mediciones por satélite han demostrado que la interacción gravitacional con la Luna provoca un incremento gradual en la duración del día terrestre a razón de 1.7 milisegundos por siglo.
Su traslación alrededor del Sol ocurre a una velocidad de 29.78 km/s en una órbita con excentricidad de 0.0167, cuya precesión influye en los ciclos climáticos de largo plazo (Laskar et al., 2011). Estudios recientes han confirmado que la órbita terrestre también es afectada por interacciones gravitacionales con Júpiter y Saturno, generando variaciones en la excentricidad que influyen en los ciclos de Milankovitch.
Campo magnético y magnetosfera
La geodinamo del núcleo externo impulsa la generación del campo magnético terrestre, el cual exhibe desplazamientos en la anomalía del Atlántico Sur y fluctuaciones seculares que sugieren una posible inversión polar en escalas de tiempo geológicas (Tarduno et al., 2020). Investigaciones paleomagnéticas han identificado múltiples inversiones del campo magnético en los últimos 160 millones de años, evidenciando patrones de reversión con periodicidades variables.
La magnetosfera interactúa con el viento solar, generando cinturones de radiación de Van Allen y auroras polares. Recientes mediciones satelitales han revelado que la compresión de la magnetosfera inducida por tormentas solares puede afectar las telecomunicaciones y la tecnología satelital.

Atmósfera y clima
La atmósfera terrestre, estratificada según gradientes de temperatura y presión, desempeña un papel esencial en la absorción de radiación solar y el mantenimiento del balance energético:
- Troposfera: contiene el 75% de la masa atmosférica y regula los procesos meteorológicos. Se han detectado patrones de circulación atmosférica global asociados a variaciones en la temperatura superficial de los océanos.
- Estratosfera: alberga la capa de ozono, responsable de la absorción de radiación ultravioleta. Observaciones satelitales han documentado variaciones en la concentración de ozono debido a la actividad solar y emisiones antropogénicas.
- Mesosfera: se caracteriza por temperaturas decrecientes y la desintegración de meteoroides. Estudios recientes han analizado la interacción de ondas gravitacionales generadas en la troposfera con la mesosfera.
- Termosfera: alcanzando temperaturas superiores a 2,500 K, aloja la ionosfera. Se ha identificado un impacto significativo de las tormentas geomagnéticas en la densidad de electrones de la ionosfera.

Modelos climáticos han confirmado una tendencia al incremento de la temperatura global en 1.1°C respecto a niveles preindustriales, atribuido a la acumulación de gases de efecto invernadero (IPCC, 2021). Investigaciones recientes han correlacionado la actividad solar con ciclos climáticos de largo plazo, aunque el forzamiento antropogénico domina las tendencias actuales.
Investigaciones recientes
Los estudios astrobiológicos han definido los parámetros de habitabilidad planetaria, situando la zona habitable del Sistema Solar entre 0.95 y 1.37 UA (Kopparapu et al., 2014). Observaciones satelitales han revelado oscilaciones en la velocidad de rotación debidas a la redistribución de masas atmosféricas y mantélicas (Dickey et al., 2022). Experimentos como Borexino han detectado geoneutrinos, confirmando que aproximadamente el 50% del calor interno terrestre proviene de la desintegración radiactiva de uranio y torio (Agostini et al., 2020). Simulaciones computacionales han modelado la interacción de la magnetosfera con el viento solar, destacando impactos en la climatología espacial.
Fuentes consultadas
- Agostini, M., et al. (2020). «Comprehensive geoneutrino analysis with Borexino.» Physical Review D, 101(1), 012009. https://doi.org/10.1103/PhysRevD.101.012009
- Dickey, J. O., et al. (2022). «Variations in Earth’s Rotation: Atmospheric and Core-Mantle Interactions.» Geophysical Journal International, 229(2), 981-995. https://doi.org/10.1093/gji/ggab500
- IPCC. (2021). Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Cambridge University Press. https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/
- Kopparapu, R. K., et al. (2014). «Habitable Zones Around Main-Sequence Stars: Dependence on Planetary Mass.» The Astrophysical Journal Letters, 787(2), L29. https://doi.org/10.1088/2041-8205/787/2/L29
- Laskar, J., et al. (2011). «Secular evolution of the Solar System over 10 billion years.» Astronomy & Astrophysics, 532, A89. https://doi.org/10.1051/0004-6361/201116836
- Williams, D. R. (2021). «Earth Fact Sheet.» NASA Planetary Data System. https://nssdc.gsfc.nasa.gov/planetary/factsheet/earthfact.html