Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar, con un radio ecuatorial de 71.492 km y una masa 318 veces superior a la terrestre. Su composición está dominada por hidrógeno y helio, con proporciones menores de metano, amoníaco y agua (Guillot, 2005). Su estudio es crucial para comprender la formación y evolución de los gigantes gaseosos, así como los procesos físicos fundamentales que rigen su estructura interna, atmósfera y campo magnético.

Estructura Interna y Composición
Modelos actuales indican que Júpiter tiene un núcleo compuesto por materiales pesados, rodeado por una extensa capa de hidrógeno metálico que se extiende hasta el 80% de su radio. A presiones de 200 GPa y temperaturas superiores a 10.000 K, el hidrógeno adquiere propiedades metálicas, generando el potente campo magnético joviano (Militzer et al., 2008). Datos de la sonda Juno sugieren un núcleo difuso con una masa entre 7 y 25 masas terrestres (Wahl et al., 2017), lo que implica una formación más compleja de lo que se pensaba anteriormente.
Sobre esta capa de hidrógeno metálico, se encuentra una envoltura de hidrógeno molecular y helio. En la tropopausa, la temperatura desciende hasta 165 K (Seiff et al., 1998). Las corrientes convectivas en el interior impulsan los patrones atmosféricos observados. Estudios de la dinámica interior sugieren que existen zonas de transición entre el hidrógeno metálico y molecular que podrían generar movimientos diferenciales de gran escala.

Atmósfera y Circulación
La atmósfera joviana presenta bandas zonales generadas por la interacción entre fuerzas de Coriolis, ondas planetarias y gradientes térmicos en la tropopausa. Estudios espectroscópicos y mediciones in situ de la sonda Galileo identificaron amoníaco, metano, vapor de agua y compuestos de azufre (Niemann et al., 1998). Estos compuestos juegan un papel clave en la formación de las estructuras nubosas visibles en su atmósfera.
La Gran Mancha Roja, una tormenta anticiclónica de gran magnitud, ha estado activa por al menos 350 años. Su reducción de tamaño y aumento en la vorticidad sugieren una evolución influenciada por corrientes en chorro circundantes (Wong et al., 2021). Además, se han identificado múltiples ciclones polares organizados en patrones hexagonales y octogonales que permanecen estables a pesar de la variabilidad de los vientos atmosféricos.

Observaciones de Juno revelan que la abundancia de agua varía según la latitud, lo que implica una dinámica atmosférica más compleja de lo previsto (Bolton et al., 2017). También se han detectado interacciones entre las tormentas de gran altitud y las estructuras profundas de la atmósfera, lo que podría modificar la comprensión de la convección en gigantes gaseosos.
Campo Magnético y Magnetosfera
El campo magnético de Júpiter, el más intenso del Sistema Solar, tiene un dipolo inclinado 10° respecto a su eje de rotación y una intensidad ecuatorial de 4,3 Gauss, aproximadamente 20 veces mayor que el terrestre (Connerney et al., 2018). Se genera por la dinamo en la región de hidrógeno metálico líquido.
Su magnetosfera, extendiéndose hasta 7 millones de km, atrapa partículas energéticas en cinturones de radiación. Io, la luna volcánicamente más activa del sistema joviano, inyecta plasma en la magnetosfera, generando interacciones complejas (Kivelson et al., 2004). Estos procesos producen auroras ultravioleta extremadamente brillantes en los polos de Júpiter, que son más intensas que las observadas en la Tierra.
Además, la magnetosfera joviana interactúa con el viento solar de manera dinámica, generando colisiones de partículas de alta energía que influyen en la ionosfera del planeta y en la distribución de las corrientes eléctricas globales.

Investigaciones y descubrimientos sobre Júpiter
Desde 2016, la misión Juno ha revolucionado el conocimiento sobre Júpiter. Ha revelado que los ciclones polares forman patrones poligonales estables debido a interacciones entre vórtices (Adriani et al., 2018). Además, las mediciones de gravedad han mostrado asimetrías en la estructura interna, lo que desafía modelos previos de formación planetaria (Kaspi et al., 2018).
Juno también ha identificado nuevas propiedades en los cinturones de radiación, con electrones que alcanzan velocidades relativistas impulsados por procesos de aceleración dentro del campo magnético del planeta. Esto tiene implicaciones directas en la comprensión de los entornos de plasma en sistemas estelares y exoplanetas gigantes.

Las misiones futuras, como Europa Clipper de la NASA y JUICE de la ESA, investigarán la interacción entre Júpiter y sus lunas heladas, con un interés especial en Europa, que alberga un océano subsuperficial con potencial astrobiológico (Hand et al., 2020). Estas misiones analizarán en detalle la composición de las plumas de agua detectadas en Europa y Ganimedes, en busca de biomarcadores que puedan sugerir actividad biológica.
Fuentes consultadas
- Adriani, A., Mura, A., Orton, G., Hansen, C., Altieri, F., Moriconi, M., … & Bolton, S. J. (2018). Clusters of cyclones encircling Jupiter’s poles. Nature, 555(7695), 216-219. https://doi.org/10.1038/nature25491
- Bolton, S. J., Adriani, A., Adumitroaie, V., Allison, M., Anderson, J., Atreya, S., … & Zhang, Z. (2017). Jupiter’s interior and deep atmosphere: The initial pole-to-pole passes with the Juno spacecraft. Science, 356(6340), 821-825. https://doi.org/10.1126/science.aal2108
- Guillot, T. (2005). The interiors of giant planets: Models and outstanding questions. Annual Review of Earth and Planetary Sciences, 33(1), 493-530. https://doi.org/10.1146/annurev.earth.32.101802.120325
- Wahl, S. M., Hubbard, W. B., Militzer, B., Guillot, T., Miguel, Y., Kaspi, Y., … & Helled, R. (2017). Comparing Jupiter interior structure models to Juno gravity measurements. Geophysical Research Letters, 44(10), 4649-4659. https://doi.org/10.1002/2017GL073160